Identificar y reconstruir la producción literaria más importante y emblemática de 1848 a 1876 significa una apuesta desafiante. Se suele afirmar que, entre 1848 y 1867, las turbulencias políticas y bélicas (revueltas internas, la guerra con Estados Unidos, de la Reforma y el Imperio) impidieron el desarrollo social y cultural del país, que fue escasa la producción de literatura o poco representativa de un mediano romanticismo. Asimismo, se ha considerado con frecuencia que es a partir de 1867, con el triunfo o la restauración de la República, cuando las letras mexicanas cobran importancia impulsadas por el proyecto literario encabezado por Ignacio Manuel Altamirano. Convencidos de que se trata de un proceso más complejo, los trabajos reunidos en este libro plantean un recorrido histórico distinto, que aproxime al lector a un panorama cultural más amplio del periodo, que permita observar que, entre 1848 y 1867, la literatura, si bien no halló un territorio fértil ni tuvo un momento deslumbrante de obras fecundas o sobresalientes, sí encontró espacios y momentos de formación y cultivo, que fueron publicados textos significativos, reveladores y valiosos. El conjunto de estudios de este tomo plantea, por un lado, que existe una estirpe diferente de procesos literarios originales y, por otro, que podemos descubrir no solamente obras impresas clave que fueron detonantes para el fomento de la actividad literaria, sino agentes socioculturales muy dinámicos como el teatro, la música y otras manifestaciones artísticas, todo lo cual constituye el vasto campo en que suceden las obras y revistas destacadas del fin de siglo.
