El Diablo, personaje ya multifacético en la Europa del siglo XVI, llegó a América con los conquistadores para incrustarse, con la labor de evangelización y los requerimientos de sometimiento, en las conciencias de numerosas poblaciones indígenas. En el complejo choque de cosmovisiones, las personas sagradas del cristianismo fueron ocupando inicialmente los lugares de correspondientes deidades americanas. Fue una difícil adaptación, pero poco a poco el nuevo pensamiento indígena se fue conformando a partir de elementos de las dos corrientes en conflicto más los requerimientos conceptuales nacidos de las nuevas condiciones históricas de su sometimiento colonial. Puede afirmarse que en este proceso, la figura sagrada cristiana —sagrada al fin, aunque en términos negativos— más incomprendida fue el Demonio, y con él su dominio, el Infierno. Pese a la riqueza de sus panteones, las mitologías indígenas carecían de un ser que encarnara la absoluta maldad, y estaban muy lejos de concebir un terrible castigo por un tiempo eterno que fuera consecuencia de sus pecados. En este libro se reúnen los estudios de diversos especialistas en las tradiciones y creencias de los pueblos andinos y mesoamericanos en torno a las figuras del Diablo, tal como han sido construidas tras la recepción de un personaje tan ajeno. De los muchos rostros del Demonio llegado con los europeos surgieron, en un rico desdoblamiento, muchísimos más, haciendo hoy por hoy de este personaje uno de los más interesantes y complejos de la mitología americana.
Luis Millones y Alfredo López Austin (eds.)
Instituto de Investigaciones Antropológicas
Ciudad de México, 2015, 432
15.3, 22.8, 5, 0.5
ISBN:9786070270543
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