Los autores han querido interrogar, en la teoría y en la praxis, sus respectivas disciplinas académicas y los artefactos culturales que estudian, para intentar pensar de otro modo.
En todos los casos, lo que se pregunta es: ¿cuáles son las condiciones epistemológicas y políticas para que un nuevo espacio, un objeto nuevo y un problema nuevo puedan tener lugar?
La interzona no trata de una teoría disciplinar unificadora nueva, sino de un espacio transitorio entre disciplinas, es decir, un espacio de encuentro discipinar que tiene metafóricamente sus parques para el recreo, sus monumentos para manifestarse, sus cafés para el diálogo, e incluso, sus callejones sin salida.