La cuestión de emanciparse no se restringe ni a una expresión del sujeto (racional, moderno) ni a una zona del planeta (el occidente noratlántico) sino que compromete una dimensión de sentido universal en que se ven conmovidos el espacio que se ha ocupado en la historia del mundo (periférico) y el tiempo de interpelación que genera ese locus (desde la exterioridad). Estructuras de dominación y pugnas por la autodeterminación son la arena de disputa histórica que en nuestra región fueron perfilados un movimiento que, a fines de los sesenta, promovió un pensamiento de la liberación latinoamericana, un giro descolonizador en las estructuras del conocimiento.